El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno que se inicia en la infancia y puede persistir a lo largo de la vida. Hace unas décadas se consideraba un trastorno propio de la niñez, que remitía al llegar a la adolescencia, pero los estudios en los últimos años han puesto de manifiesto que es un trastorno crónico que persiste en la edad adulta. Entre un 3 y un 6 % de los niños en edad escolar presentan este trastorno.

Pero, ¿qué es, entonces, un niño o niña hiperactivo?

Cuando se habla de un niño hiperactivo nos referimos a lo que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en su Manual de Diagnóstico Estadístico ha denominado como:el Desorden por Déficit de Atención con Hiperactividad. El TDAH comprende un patrón persistente de conductas de desatención, hiperactividad e impulsividad. Se considera que el trastorno está presente cuando estas conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la edad y el desarrollo del niño.

Las causas del TDAH se desconocen. Los resultados de múltiples investigaciones apuntan a la hipótesis de que las causas pueden ser por múltiples factores, que combinan factores genéticos, biológicos y ambientales.

También hay relación entre el TDAH y algunas complicaciones obstétricas prenatales y perinatales, bajo peso al nacer, lesiones cerebrales y exposición prenatal al alcohol, nicotina o niveles altos de plomo.

Por tanto, se puede comprobar cómo los niños no tratados adecuadamente (o directamente no tratados) pueden acentuar su sintomatología inicial y, además, se puede observar en ellos, problemas de conducta, una imagen de sí mismos errónea, inadaptación escolar, etc.

La finalidad del tratamiento del niño hiperactivo es conseguir que sea capaz de alcanzar por sí mismo una total autonomía.

«Nuestra intención crea nuestra realidad»

– Wayne Dyer –